La transformación de una silla a algo muy hermoso

Empezaré por decir que posiblemente éste sea el trabajo, del que más orgullosa me siento hasta el momento. Sobrarán las palabras cuando veas en que condiciones se encontraba ésta bonita butaca, que por cierto es bastante antigua.

Como el título del post indica, se encontraba junto a un contenedor de basura. Un año he tardado en recuperarla, pero ha merecido mucho la pena. No me demoro y te muestro el ANTES. No se aprecia muy bien el lamentable estado, pero créeme que era una pena. Sombría, obscura, con zonas tapizadas, que a mi parecer, quedarían mucho más atractivas quedando a la luz...
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Contaba con múltiples golpes y desde el principio supe que no enmasillaría todos. Algunos dejaban patente la larga y ajetreada vida que había tenido. La que ya consideraba mi nueva butaca, tendría su propia historia.







Había que, como un cirujano, introducirse en sus entrañas y dejar el repelús a un lado.




Lo que encontré en su interior me gustó y... no me gustó. Me explico: Vi un tapizado que me habló y me dijo que era muy antiguo. Debajo de el terciopelo marrón se encontraba otro verdaderamente viejo y de tono más dorado. Necesitaba una exhaustiva limpieza porque podía, incluso, albergar algún "animalito" poco deseable.

Eso si, había que eliminar todo rastro de tela e intentar respetar el resto todo lo posible porque, en éstos casos, le añade mucho valor a la silla. Doble trabajo intentar conservar todo lo posible, pero perfectamente higienizado. Toda la espuma fue también retirada, de hecho estaba prácticamente deshecha por el paso de los años.




En ésta próxima foto puedes apreciar la segunda tela, raída y de un marrón mas amarillento. Entonces fue cuando empezó a aparecer un fieltro, que se utilizaba antiguamente, para suavizar la textura de lo que había debajo, que no era otra cosa que... una ajada arpillera de cáñamo y bajo ella, lo que se denomina crin vegetal. Todo iba saliendo según me imaginaba :

¡¡¡TESORO A LA VISTA!!!




Había algo que no me encajaba en un principio. El tapizado estaba hecho con grapas y la butaca se me antojaba mucho, mucho más antigua. Y fue en éste justo momento, cuando todo empezó a tener sentido, ya que esta segunda tela, que en tiempos fue la genuina, estaba sujeta con antiguos clavos de tapicero. Ya era seguro: ¡¡¡¡TESORO A LA VISTA Y..... TRABAJAZO DURÍSIMO TAMBIÉN!!!!




¡Menudo curro te espera María! ¡Ponte las pilas y planifica bien como vas a hacerlo! Una vez eliminé todo lo necesario, utilicé unos cuantos líquidos desparasitarios para eliminar toda posible "vida" animal, o vegetal de mi butaca. He de decir que, aparentemente, no se veía nada de nada pero.....todo era posible. Me tocaba levantar todo e ir rociando con un producto y otro.




Quité todo el viejo barniz a golpe de lijadora y quedo una bonita madera. En éste momento, todavía no sabía que iba a hacer con mi butaca y decidí tomarme tiempo porque quería que Ella pudiera mostrarme el camino, para poder darme todo lo mejor de si misma.

Estaba segura de que era mucho. Así pasó otros cuantos meses, en un rincón de la habitación de invitados. Estaba en coma, pero de ningún modo iba a desconectarla. De pronto el milagro se hizo real. Mi butaca despertó y me habló. Me dijo como quería ser.

Estaba segura de que el color de su nueva vida era un tono rosa muy pálido. No quería estar tan tapada, eso estaba claro desde el principio y quería molduras. Todavía no pensaba en la tela. Sus palabras eran ordenes para mí. Encontré una pintura a la tiza de un color rosado precioso y le hice unas bonitas molduras.







Segura ya, de que estaba bien, bien limpia y libre de cualquier germen o bicho microscópico, o no, comencé su tapizado. Su parte antigua volvió al sitio que ocupó en tiempos y sobre ella, una mullida guata, grapada a conciencia, para que ocultara de nuevo esa vida anterior tan interesante. Muelles, crin y fieltro volvieron a su sitio.

Tuve que reforzar toda la estructura y poner nueva arpillera. Eso si, encima de todo lo antiguo. Ya solo faltaba la tela, pero quería que ella me encontrara a mí. No quería salir a la desesperada a buscar una tela si, o si. Tenía que ser SU TELA.




Un día y sin esperarlo, apareció. Era esa y se vino a casa conmigo. La dejé preparada para empezar a tapizar al día siguiente, con toda mi ilusión, pero......al día siguiente me rompí la muñeca. Éste es el primer trabajo que hice después de mi lesión. Cada grapa me daba un buen latigazo, pero tenía tantas ganas de acabar mi silla que fue quitarme la escayola y empezar. Me dolía mucho, pero valía la pena. ¡Quería tenerla ya!




Me encanta la vida que le dan las molduras.....




.....Y adoro su color rosa en contraste con el azul de la tela.













El remate fue un rústico cordón de algodón, que me costó encontrar. No quería el típico remate de seda y era el que me ofrecían en todas partes. Era éste el que buscaba, sin duda.










Según iba tapizando tenía más y más claro que quería añadir unos reposabrazos, con los que antes no contaba.




Ahora y después de tanta explicación, mereces que te muestre el resultado en su totalidad. ¡AHÍ VA!













Mucha más madera a la vista. Era una auténtica pena que tan bonita madera estuviera oculta bajo el obscuro terciopelo ¿no?




Mi gnomo Muérdago, a la espera de la Navidad igual que yo, quería salir en el post y le he hecho caso jajaaa. No puedo resistirme a sus deseos.




Por la zona del asiento, también mucha más madera al descubierto. Será descocada mi butaca...




Ahora ocupa una zona de nuestro salón. A todos nos gusta mucho.







Te estoy inmensamente agradecida. Me he extendido mucho, pero he tenido que resumir todo un año de trabajo. Lo he reducido lo más posible. Había más fotos de todos los pasos, pero no era cuestión de aburrir más de la cuenta.

Gracias infinitas por tu visita. Siento haberte robado más tiempo del habitual. ¿Me contarás si te ha gustado?.

Nos vemos pronto.

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